Lealtades y compromisos en las empresas familiares.
Una de las cosas que diferencia un emprendimiento personal y una empresa familiar, es la intención de transmisión a la siguiente generación. Dicha intención puede nacer incluso antes de que los herederos de la empresa puedan si quiera discernir, de manera que crecen y son educados, bajo un sinnúmero de expectativas y obligaciones que se asumen naturalmente o se imponen dentro del esquema de las obligaciones familiares.
En la mayoría de los casos, el compromiso de continuar el legado de la empresa, es adquirido como parte de las lealtades que se deben entre familia y son asumidos como responsabilidad nata, pero más allá de las lealtades invisibles que unen a las familias (empresarias o no), los roles y compromisos que cada miembro tiene con la preservación de la empresa, deben definirse y delimitarse.
Esto puede sonar como algo básico en toda empresa, y lo es, pero lo que lo hace diferente en las empresas familiares, es que en este tejido, existe una lealtad que nace como una forma de gratitud y recompensa hacia el esfuerzo de los padres, que tiene su importancia en que, el éxito de la empresa es el objetivo de todos, y no está sujeto a un salario, sino que pasa a ser un plan de vida, y por tanto puede hacer que quienes son parte de esta empresa, dejen de lado sus propios planes personales, para continuar con el legado que heredaron y que sienten que no pueden dejar, porque eso sería equivalente a una traición familiar.
Para evitar que la sostenibilidad de la empresa se vea comprometida, las obligaciones y responsabilidades, deben tomarse de una manera consciente, asumiendo grados de compromiso que permitan a los miembros de la familia, desarrollar sus propias expectativas personales, que pueden ser distintas a las de la empresa familiar, sin tener que afectar la continuidad de la misma.
Los fundadores o fundadoras de las empresas familiares, deben asumir la obligación de hacer de la sucesión, un proceso que se desarrolle dentro de un estado de conciencia sobre el lugar de cada miembro en la empresa.
Al propiciar este ambiente, la adquisición de obligaciones y compromisos, serán un reflejo del autoconocimiento y de las expectativas individuales de cada miembro y no una obligación.
Definir el compromiso de las familias, debe ser un punto clave para iniciar el proceso de planificación estratégica del negocio, ya que de este ejercicio, nace una visión compartida de la dirección que se quiere dar a la empresa, y de los roles de cada uno en la misma para poder lograrlo.